sábado, 22 de enero de 2011

The Inmortal Lord

A veces ser gallo y negro es el oficio mas práctico del mundo, y en otras se te complica y podes amanecer tumbado sobre el ancho mármol de algún edificio público. Y caminás largo, porque ciudad hay para rato, por más que cada ochava amenace acribillarte por un celular; no hay que darle mucha importancia a los titulares, si no terminás alquilando un terrenito en la asadera... Algún día seré comida. Todavía no.
Sobre las calles te vas encontrando. El campo es maravilloso, pero el asfalto es sabio y sabe como despertarte.

Un día pisamos la misma baldosa floja con un viejo... Éste era un viejo, no "una persona mayor", porque hay personas mayores y hay viejos... las personas mayores se quedan guardadas cuando hace frío y les cuentan su desventuras al televisor; los viejos son otra cosa, los distinguís por el olor y porque suelen silbar (Debería aprender a silbar para un día llegar a ser viejo)
El viejo encontraba formas en la mancha que el agua mugrienta de la baldosa había dejado en su botamanga. Caminamos un rato juntos, hasta que me crucé con el pibe aquel; estaba apoyado en un muro de ladrillos y miraba hacia la esquina como esperando a alguien...

- Él no está ahí - me dijo el viejo y siguió calle abajo (silbando por supuesto).
Me quedé viendo al pibe aquel. La gente pasaba, y él, inmutable, seguía con la mirada clavada en el mismo punto sin moverse un poco.

- ¿Estas muerto?- Le pregunté
- ¿Lo estoy? - preguntó.
Tenía nombre de golosina y apellido de pirata: "Nick Drake". Hablaba en inglés, yo no se inglés pero entendía claramente lo que decía; cuando abría la boca se escuchaba una guitarrita y otras músicas que hacía que la comunicación sea mas fluida.

- ¿Esperas a alguien?- pregunté
- No. – y con la tranquilidad con la que pasan los años en ciertos lugares me contó que el tiempo le había dicho no se cuantas cosas, y que existía una luna rosa (¡baila rosaluna!) y un sitio donde el sol se hunde cuando comienza el día y otra infinidad de ideas y momentos; las palabras salían gota a gota de su boca para que yo las escuchara sin desperdiciar nada... Pasaron varios días y no nos movimos de allí. Yo no hablaba, solo escuchaba (una de las cosas mas difícil de ser gallo es callar y escuchar, pero a veces se puede) Al tiempo hizo silencio y me miró, dándome permiso a que dijera algo...

- ¿Podés repetir todo?- pregunté
- ¿Todo?-
- ¡Si! Desde el principio mi lord.-

Sonrió y comenzó con la primer palabra que había exclamado hace unos días atrás, y otra vez el goteo dulce de su voz transformando las horas en pestañeos. Y al finalizar, el silencio y la espera de mi respuesta...

- Otra vez - le dije
Rió.
- Por favor otra vez, todo, desde el principio -
- ¿Pero no tenes nada que hacer?– preguntó.

Y lo bueno de tener ojos gallos es que te vas viendo con gente que te cuenta, te quiere, te abraza... y te vas apropiando de pensamientos y opiniones de esa gente, son dosis de corazón que te dan ganas de llevar para compartir no mas.
Entonces al pibe aquel que no estaba (pero estaba), al de nombre de golosina y apellido de pirata, le respondí aquello que una vez le retumbó en la sonrisa a un gallo amigo de la zona oeste (también negro).

- ¿Algo para hacer? Está el sol, está el whisky, están los trigales... ¿que voy a hacer yo? Si ya está todo hecho...-

Y nos quedamos con el pibe aquel varios ratos mas disfrutando de todo lo que el sabía decir tan dulcemente.
GALLO NEGRO








De este disco Day Is Done